Cat Power
The Greatest (The Greatest, 2006)
He War (You Are Free, 2003)
I Found A Reason (The Covers Record, 2000)
He Was A Friend Of Mine (The Covers Record, 2000)
Nude As The News (What Would The Community Think?, 1996)
Que la vida te puede cambiar en un segundo es una frase tópica y típica que todos hemos oído mil veces. Aún así no deja de ser una de las verdades más palpables. En un segundo de tu vida te puede pasar algo que te lleve a caer al abismo y que nada vuelva a ser como fue. Esto es así. Algunos lo llamarán "la chispa de la vida", "riesgo", "destino"... lo que sea, lo que yo vengo a llamar una putada a la que todos estamos expuestos. Esta sería la cara de la moneda. La cruz sería esas personas cuyas vidas han estado marcadas por la desdicha desde el principio, ésas que esperan el giro del destino para que de una vez por todas puedan empezar a respirar aire fresco sin amargura. Un ejemplo es Chan Marshal, más conocida en el mundo de la música como Cat Power.
Y es que las apariencias, una vez más, engañan. Cuando sus últimas canciones nos hacían pensar en una Chan Marshall más equilibrada y luminosa, una reciente entrevista viene a contarnos la verdad. Alcoholismo, demencia e impulsos suicidas... con final feliz. Incluso toda su gira americana fue suspendida el pasado día 6 de febrero por sus adicciones. Pero, escuchando su música se le perdona todo. Y este The Greatest la redime por muchos años.
En el momento en que el disco veía la luz, en enero de este año, Chan Marshall se encontraba de hecho hospitalizada en el Mount Sinai Medical Center. Ella reconoce haber perdido la cabeza. Se encerró en un apartamento en Miami y se pasó siete días incomunicada, sin comer, sin apenas dormir, escuchando a Miles Davis en modo repeat y bebiendo hasta caer inconsciente y, ella lo ha dicho, deseando morir. Puro Leaving Las Vegas. Susanna Vapnek, una amiga pintora, se pasó a visitarla y se encontró con una Chan perturbada que se comportaba de manera extraña y perseguía constantemente con su mechero a los "malos espíritus" por todo su apartamento. Después de permanecer a su lado ocho largas horas decidió, a la vista de su estado, llevarla al hospital donde fue ingresada.
"Estaba mirando a la muerte. Quería morir... Le pedía a Dios, le dije, ‘Estoy cansada, no puedo hacer esto'. Le estaba pidiendo que me llevara".
Su primer contacto con el alcohol se remonta a su infancia (habla incluso de su madre dándole cerveza en un biberón) y creció pasando mucho tiempo en los bares. Durante la adolescencia el alcohol y la hierba la llevaron a probar otras drogas. Los momentos de confusión y deriva emocional, sus conciertos erráticos, tormentosos y de final imprevisible son parte de la trayectoria vital y la leyenda artística de Cat Power. Ella sitúa en el final del año 1998, un año que se pasó prácticamente entero girando, el punto de inflexión que marca la entrada en un largo período ligado al abuso crónico de diversas sustancias sin control.
Reconoce que a la altura de 2003, "Incluso tocando, en todos los conciertos, estaba siempre intoxicada, siempre como ‘si no estuviera allí', y eso me llevaba a la depresión. Tenía que ver con la incomodidad que me causaba estar en mi propia piel, y por eso el alcohol estaba siempre ahí conmigo". Después de muchos años de adicción, una Chan Marshall que ha estado recibiendo en los últimos tiempos tratamiento psiquiátrico parece querer enfrentarse de lleno al problema.
En una reciente entrevista concedida al semanario The New York Times, Chan Marshall ha hablado abiertamente de sus problemas con el alcohol. La pasada primavera, pocos días antes de lanzarse a la carretera y poner en marcha la gira que habría de haberla llevado por Estados Unidos y el Reino Unido como parte de la presentación de The Greatest, se hizo pública una nota oficial en la que se alegaban "razones médicas" para justificar la cancelación (Matador cifra en 100.000 dólares las pérdidas derivadas de la cancelación de la gira) de todas las fechas previstas. Esas poco precisas "razones médicas" hablan ahora de una Chan Marshall luchando contra constantes impulsos suicidas en aquellos meses de pre-canícula. La culpa de todo parece tenerla el alcohol.
Siete meses y 47 conciertos después de abandonar el hospital, una nueva Marshall, sobria (admite haber tomado siete tragos en los últimos siete meses) y serena, mira de cara al futuro. Hasta finales de año tiene nuevas fechas en directo confirmadas (varias de ellas en Europa) en compañía de la Memphis Rhythm Band, ha grabado ya las canciones que habrán de dar cuerpo a un nuevo álbum.
Por si fuera poco trabajo el hacer fantásticas canciones, Marshall parece que va a probar suerte en el cine de la mano de Wong Kar-Wai. El director, seducido por la belleza de The Greatest (parece ser que se ha habituado al rito de ponerle el disco a sus actores antes de empezar a rodar cada escena), la ha invitado a interpretar un papel en la película que está rodando.
Muchos son los mitos de los cantautores malditos. Aquellos que más nos conmueven son los que escriben y cantan dando la sensación de estar en esa cuerda floja, sin nada que perder, poniendo toda la carne en el asador. Para Chan Marshall ahora todo es optimismo y la luz brilla en el horizonte. Todo un logro para una cantautora que tiene pánico al público y a los conciertos. No sería la primera vez que se echa a llorar sobre un escenario. Ahora su música sigue sabiendo a amargura, pero esperemos que la vida le de un merecido respiro.
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