Blame Canada
Vale, es otra vez Montreal. Y es que ¿qué tendrán? ¿qué les darán por esos lugares? ¿será el agua? ¿será el fletan?. Yo ya me estoy planteando muy seriamente hacer una pequeña excursión a Canadá para vivir in-situ todo lo que allí se está cociendo. Y es que ahora pensar en Canadá es pensar un poco en invasión. Poco a poco estos tipos amigables que odian no tan secretamente a los estadounidenses han soltado cantidad de cañonazos contundentes y certeros a la escena indie mundial.
El puñetazo número 1 viene del elegante y potente puño de The Arcade Fire, banda de Montreal nacida en el año 2003. Tras su álbum del 2004 “Funeral” se han convertido en todo un fenómeno, arrasando con la mayoría de los número 1 en las listas de crítica especializadas alrededor del mundo y ganando miles de fans por medio de sus emotivas y disparatadas actuaciones en directo (incluyen un sinfín de instrumentos tanto tradicionales como emergentes, léase mandolinas, piano, xilófonos, marimbas y hasta baquetazos directos sobre la cabeza de uno de los integrantes de Arcade Fire cubierta por un casco de moto). Su sonido está guiado por tonalidades contrastantes, oscuras y melancólicas, de arranques de rabia y dolor para después fluir a momentos de claridad e iluminación realmente esperanzadores y emotivos.
Bueno me voy a centrar un poco, que me disperso. Todo esto venía por el disco de debut de Wolf Parade “Apologies To Queen Mary”, un disco fascinante. Consigue todo aquello que consiguieron Modest Mouse (no es de extrañar que Isaac Brock les haya echado un cable) y lo enriquecen, con su visión personal de lo que debe ser la música indie en el 2005. “Fancy Claps” te deja seco en el sitio con su ritmo, su teclado desbocado y sus juegos de voces; con “You Are A Runner And I’m My Father’s Son” juegan a dislocar la melodía y el ritmo; en “Ground For Divorce” divierten y engatusan con ese teclado casi infantil; con “Shine Ligths” podrían pasar como unos Eels de segunda, pero la verdad es que lo bordan así como en las 12 canciones que componen su disco de debut. Sólo cabe decir una cosa: gran disco.
El puñetazo número 1 viene del elegante y potente puño de The Arcade Fire, banda de Montreal nacida en el año 2003. Tras su álbum del 2004 “Funeral” se han convertido en todo un fenómeno, arrasando con la mayoría de los número 1 en las listas de crítica especializadas alrededor del mundo y ganando miles de fans por medio de sus emotivas y disparatadas actuaciones en directo (incluyen un sinfín de instrumentos tanto tradicionales como emergentes, léase mandolinas, piano, xilófonos, marimbas y hasta baquetazos directos sobre la cabeza de uno de los integrantes de Arcade Fire cubierta por un casco de moto). Su sonido está guiado por tonalidades contrastantes, oscuras y melancólicas, de arranques de rabia y dolor para después fluir a momentos de claridad e iluminación realmente esperanzadores y emotivos.
Bueno me voy a centrar un poco, que me disperso. Todo esto venía por el disco de debut de Wolf Parade “Apologies To Queen Mary”, un disco fascinante. Consigue todo aquello que consiguieron Modest Mouse (no es de extrañar que Isaac Brock les haya echado un cable) y lo enriquecen, con su visión personal de lo que debe ser la música indie en el 2005. “Fancy Claps” te deja seco en el sitio con su ritmo, su teclado desbocado y sus juegos de voces; con “You Are A Runner And I’m My Father’s Son” juegan a dislocar la melodía y el ritmo; en “Ground For Divorce” divierten y engatusan con ese teclado casi infantil; con “Shine Ligths” podrían pasar como unos Eels de segunda, pero la verdad es que lo bordan así como en las 12 canciones que componen su disco de debut. Sólo cabe decir una cosa: gran disco.
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